La Cueva de las Lechuzas: una gruta única en mitad de la selva

cueva de las lechuzas

La Cueva de las Lechuzas: una gruta única en mitad de la selva

El Monzón es uno de los múltiples ríos que atraviesan el Parque Nacional de Tingo María. En su cuenca baja, en la ladera de la montaña conocida como La Bella Durmiente, nos encontramos uno de esos mágicos lugares que nos regala el centro del Perú: la Cueva de las Lechuzas. 

Source: Pitxiquin, CC BY-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0, via Wikimedia Commons

¿Qué es la Cueva de las Lechuzas?

Un caminito en tablas de madera nos conduce a su entrada. Una vez dentro, comenzamos a ser conscientes de la maravilla ante la que nos encontramos: las estalactitas y estalagmitas caen desde el techo y las paredes, generando un espectáculo de belleza inusitada. 

La ruta zigzaguea mientras se va adentrando en la cueva. Los ruidos, que ya se intuían antes de entrar, se vuelven ahora ensordecedores. Al levantar la vista, los visitantes pueden encontrar su origen: arañas, insectos y toda clase de artrópodos que estremecen por su descomunal tamaño. “¡No teman, son inofensivos!”, nos asegura con jocosidad nuestro intrépido guía. Aún así, su mera contemplación desde la distancia impresiona.

De repente, el revoloteo de una bandada de murciélagos sobresalta a las personas allí presentes. Parece que esos enormes insectos no son los únicos habitantes de la Cueva de las Lechuzas.

Según se avanza hacia el interior, los causantes del estruendo van poco a poco revelando su identidad. Sin duda se trata de un lugar lleno de vida, donde toda clase de fauna encuentra refugio. Y uno de ellos, es el protagonista de esta historia: el guácharo.

El ave de las cavernas

Con una longitud de hasta medio metro y una envergadura que puede superar los 120 centímetros, el guácharo es un ave oriunda de Sudamérica. Conocida como el ave de las cavernas, aprovecha la oscuridad de las noches para abandonar su guarida y alimentarse de los manjares que le ofrece la selva.

A diferencia de otras aves, su dieta es puramente frugívora; no caza insectos, sino que se alimenta de los dulces frutos que encuentra. La palma Pihuayo y del yutubanco son sus favoritos, los cuales arranca con su pequeño pero potente pico en forma de gancho.

Los guácharos utilizan un sofisticado sistema para desplazarse en los interiores de las cuevas y por la selva. Se trata de la ecolocalización, un sistema de orientación mediante la emisión de sonidos, el cual se asemeja al de murciélagos y delfines.

Estas ondas sonoras a altísimas frecuencias producen un eco al rebotar con los elementos que se encuentran en su camino, guiando su trayectoria de vuelo.

Es posible que la primera vez que alguien se encuentra con un ejemplar de esta especie, le llame la atención su soñolienta expresión. No son muy amigos de la luz solar, de ahí su localización y sus horarios. Son de color pardo y suelen tener machas blancas y negras a lo largo de sus alas e incluso en el pecho. 

Debido precisamente a su apariencia y a sus costumbres nocturnas, el guácharo es frecuentemente confundido con búhos u otras rapaces nocturnas. Esta confusión no se da solo en los sorprendidos turistas que se topan con ellos por primera vez, sino también entre los locales que bien conocen el entorno.

Es probable que el lector ya se haya dado cuenta de la procedencia del nombre de esta caverna. En efecto, la Cueva de las Lechuzas, no es sino la de los guácharos.

¿Donde se encuentra la Cueva de las Lechuzas?

El bello municipio de Tingo María se encuentra situado entre la cordillera andina y los comienzos de la selva amazónica. Desde la capital, Lima, salen autobuses que hacen el trayecto en unas 12-14 horas, dependiendo de las condiciones de la ruta. Una vez en el municipio, la visita a la Cueva de las Lechuzas es de obligado cumplimiento.

Los habitantes del pueblo le apoyarán para llegar a este paraje, situado a unos 6,6 km de la cabecera urbana. Para el transporte, basta con acordar el precio con alguno de los mototaxis que hacen la ruta de forma continuada.

El trayecto apenas se extiende unos 20 minutos; si se lo proponen, podrán arreglar con el conductor un horario de regreso, para mayor comodidad.

¿Cómo visitar la Cueva de las Lechuzas?

Dado su interés turístico, la Cueva de las Lechuzas está abierta todos los días del año; su horario de apertura son las 8 de la mañana y cierra a las 5 de la tarde.

El ticket de entrada tiene distintos precios que oscilan entre los 30 soles (para un adulto extranjero) a los 5 soles (para huanuqueños y menores de edad, entre 5 y 12 años).

En la entrada a la cueva se encontrarán con guías turísticos que amablemente ofrecerán sus servicios; no les cobrarán nada sino una pequeña propina en forma de voluntad. Es importante que antes de comenzar la excursión, retiren efectivo. En ningún lugar admiten tarjetas bancarias.

No quiero finalizar sin recomendarles que elijan un calzado adecuado, pues la cueva se encuentra en un lugar húmedo y pueden resbalarse. Igualmente, una linterna es imprescindible, tanto por seguridad, como para disfrutar la experiencia en toda su inmensidad.

¡Ah! Y no olvides traerte un bañador, para darte un refrescante chapuzón una vez salgas de la cueva.