Las Islas Ballestas son formaciones rocosas de pequeño tamaño ubicadas a poca distancia de la costa peruana, a la altura de la ciudad de Pisco y del pueblo de Paracas (departamento de Ica). En total hay tres islas : Ballesta Norte, Ballesta Centro y Ballesta Sur. Son famosas por albergar una importante y variada fauna marina como pingüinos de Humboldt y lobos marinos. Son también refugio para miles de aves como el pelícano, el guanay, el zarcillo, el cormorán y varias especies de gaviotas. Esta abundante vida se debe a la ubicación misma de las islas.
Efectivamente, se encuentran en la Península de Paracas, la cual está situada en una zona marítima excepcionalmente rica, gracias a los afloramientos de aguas frías provocados por la Corriente Peruana (también llamada Corriente de Humboldt y considerado por los especialistas como el más productivo de la Tierra). Estas bajas temperaturas son ideales para la producción de plancton, el cual nutre a peces, crustáceos y moluscos. Estos, a su vez, alimentan a los mamíferos marinos y las aves de la zona. Las Islas Ballestas son también famosas por ser un depósito de guano, un sustrato resultante de la acumulación de excrementos de aves marinas y focas. Se utiliza como abono, ya que es un fertilizante altamente efectivo.
Las islas se visitan en bote desde el muelle «El Chaco» ubicado en el pueblo de Paracas. Durante el tour, de aproximadamente dos horas, se puede primero observar un impresionante vestigio arqueológico, el Candelabro. Se trata de un geoglifo de unos 180 metros de largo grabado hace unos 2500 años en una colina de arena que da sobre la bahía. Su significado sigue siendo un misterio pero existen varias hipótesis, algunas muy poco serias. Se afirma que marineros de una antigua cultura peruana dibujaron este candelabro con la finalidad de orientarse en sus travesías de pesca o de conquista. Otra versión sostiene que fueron astrónomos de la cultura Nazca quienes construyeron este geoglifo, basándose en la Constelación de la Cruz del Sur (conocida también como Cruz del Navegante). No faltan las personas que afirman que el Candelabro es obra de extraterrestres, ya que apunta directamente a las Líneas de Nasca, que no sería sino una pista de aterrizaje para sus naves.
Al acercarse a las islas, se empieza a escuchar cada vez de manera más nítida los gritos de los lobos marinos, felizmente totalmente inofensivos. El bote se queda el tiempo suficiente y idealmente cerca para poder observar con tranquilidad toda la fauna presente en las islas. Sin embargo, no se permite el desembarco de personas, para no molestar a los animales. Después de aproximadamente una hora alrededor de las islas, se inicia el regreso hacia Paracas.
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